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Cuando, esta mañana, publiqué el artículo en el que hablaba de las jornadas laborales y la ausencia total de horarios, no tardaron en surgir reacciones en Twitter y FB.

Entre todas esas reacciones, llegó este tuit de José Manuel Alarcón, con quien siempre es agradable conversar en Twitter:

En el que apunta a este artículo donde expone su visión sobre los riesgos de la ausencia de horarios propiciada por las tecnologías que nos permiten trabajar en cualquier ubicación. A ese fenómeno, José Manuel lo llama hiper-conectividad y afirma que nos quita nuestros derechos:Sigue leyendo el artículo…

Se está hablando mucho del artículo de El País sobre el horario de 08:00 a 15:00 que introdujo Iberdrola hace unos años. En general, sólo parece haber dos opiniones al respecto: “Eso no es posible aquí” y “Es la mejor fórmula posible”. Creo que caben matices. Muchos matices.

Para los que piensan que un cambio de horario así no es viable en su organización por una cuestión cultural, les recomiendo que se lo piensen dos veces: cualquier oficina puede adoptar ese horario (o cualquier otro similar) si existe la voluntad de hacerlo entre las personas que deben acordarlo.

Las inercias y los prejuicios son duros, sí, pero no son más que eso, porque no hay obstáculos reales. Distinto sería el caso de quienes puedan argumentar que las necesidades concretas de su organización no les permiten acabar el día a las tres de la tarde. Pero, eso sí, esa afirmación tiene que venir soportada por datos, como que más de la mitad de la interacción diaria se realice con EEUU o LatAm, por ejemplo. Vamos, en cuatro sitios.

Más complicado me parece debatir con quienes piensan que el horario de ocho a tres es la panacea. La publicación de este artículo ha polarizado las conversaciones: se compara el horario de 08:00 a 15:00 con los desquiciantes horarios que imperan en muchos sitios, donde las jornadas se alargan, inexplicablemente, hasta bien entrada la noche. Claro, en esa comparación, el horario de Iberdrola (y el de tantos funcionarios) gana por goleada. Pero el tema es que no son las dos únicas opciones posibles.Sigue leyendo el artículo…

Me gustó leer hace unos días el artículo The strength of ‘weak signals’. Los autores, consultores de McKinsey, exponen varios casos reales en los que grandes compañías han encontrado fuentes de inspiración de negocio en lo que ellos llaman «señales débiles»: pistas, insinuaciones, no lo suficientemente potentes y asentadas como para destacar en los informes ni para que exista consenso sobre ellas, pero lo suficientemente reveladoras como para que alguien con la visión de negocio adecuada las detecte y se anime a seguir su rastro.

Esas «señales débiles» pueden detectarse en el mundo offline (p. ej. – un comportamiento de un cliente que llame la atención de un empleado en una tienda y le anime a proponer un cambio en el layout de la tienda). Sin embargo, es en la actividad online donde, hoy por hoy, tenemos acceso a un vasto terreno plagado de señales esperando a que alguien las detecte, sin movernos de nuestra mesa. Un comentario revelador en un blog, un hashtag inesperado o un grupo de fotos en Pinterest pueden poner sobre la pista de algo realmente grande a quien esté dispuesto a escuchar las señales, tenga capacidad para reconocerlas y apreciarlas y, no lo olvidemos, tenga el empowerment necesario para actuar.

Cómo detectar las señales online

Mejor dicho: ¿cómo es imposible que detectes cualquier señal que sea de utilidad para tu negocio? Sencillo: si no sintonizas la frecuencia en la que las emiten tus clientes. Todos conocemos ejemplos de organizaciones en las que quienes más cerca están del poder para decidir son quienes más lejos están de los medios sociales o menos entienden los cambios que la digitalización ha traído a nuestras vidas en los últimos años. Y no pensemos, exclusivamente, en las élites desconectadas que ocupan los consejos de administración, no: ese problema afecta por igual a una elevada proporción de mandos medios, personas más jóvenes y, teóricamente, más cercanas a la tecnología. Directivos y managers desconectados que no dudan en afirmar la importancia que tiene Internet en su negocio, pero que no podrían mencionar dos blogs sobre su sector, desconocen qué es el RSS y tienen una cuenta de Twitter, abandonada hace años, desde la que siguen a tres personas. No detectarían una señal débil sobre su negocio ni aunque viniera montada en elefante.

La receta para aprovechar las señales: salir en su búsqueda, conocimiento profundo del negocio y capacidad para actuar sobre ellas.

Así que la mejor forma de detectar las señales que te ayudarán en tu negocio es acercarte, de forma habitual, a los lugares donde se producen: los blogs, las redes sociales y otros medios online donde se habla de tu empresa, de tu industria o, simplemente, donde tus clientes hablan de su vida, de sus inquietudes y de sus necesidades. No podemos confiar, en exclusiva, en nuestras herramientas de monitorización y en esos chavales jóvenes que hay en el «departamento digital», porque las señales débiles pasan inadvertidas tanto a unas (porque aún no son tendencias identificables numéricamente) como a otros (porque aún no conocen el negocio con tanta profundidad como para identificar el valor que hay en esas señales). Además, una señal detectada por alguien con capacidad para perseguirla tiene muchas más probabilidades de generar valor que si lo hace alguien que ha de pelear y convencer para lograr los medios y los permisos para tirar del hilo.

Lograr que directivos y mandos medios se acerquen, en persona, al mundo online no es sencillo. Llevamos ya años hablando del tema y el panorama no ha cambiado sustancialmente. El relevo generacional, además, no resulta nada prometedor: demasiados directivos de dentro de 10 años creen, hoy, que las redes sociales son cosas de «frikies» con demasiado tiempo libre. De este modo, las empresas que alcanzarán una mayor ventaja competitiva serán las que sean capaces de articular los procesos de buy-in a nivel directivo para lanzar iniciativas de escucha y participación de su personas más senior. Sin olvidar, además, la inclusión de la «sensibilidad hacia las redes sociales» como un requisito esencial de cualquier nueva incorporación senior.

Por mi trabajo, gestiono varias direcciones de email genéricas de contacto. En ellas, recibo a diario un buen número de mensajes de autocandidatura de personas, principalmente jóvenes, en busca de empleo. La mayoría de esos mensajes son, desgraciadamente, lamentables. Trataré de resumir una serie de pistas para multiplicar las probabilidades de éxito de tus emails de autocandidatura.

Cuando empecé a escribir este artículo, lo consideraba un off-topic. Sin embargo, pronto caí en la cuenta de que no era así: nada hay más relacionado con el marketing que el marketing de uno mismo, como candidato, durante la búsqueda de trabajo. Al buscar empleo, somos marcas en busca de consumidores y, como tales, un mal email de autocandidatura es una oportunidad desaprovechada (¡perdida!) de impactar a nuestro cliente. Recuerda que no hay una segunda oportunidad de causar una buena primera impresión.

Por qué hay que cuidar más los emails de autocandidatura

Recuerda que, cuando envías tu CV a una empresa sin contestar a ninguna oferta específica, estás echando las redes en un gigantesco océano en el que ni siquiera sabes si hay peces. Así que más te vale que tu red sea grande y esté bien tejida porque, de lo contrario, lo más probable es que ni abran tu mensaje de autocandidatura. Ponte en el papel de quien recibe ese email: cada día, le llegan docenas (o incluso cientos) de mensajes de candidatos en busca de empleo; tiene poco tiempo y muchas cosas que hacer, así que no puede dedicar tres minutos a averiguar quién eres, qué sabes hacer o en qué ciudad vives. Normalmente, esa persona no gestiona los procesos de selección, sólo decide si borra tu mensaje o se lo envía a alguien a quien pueda interesar: pónselo fácil.

Manos a la obra

Así que, tras ver un montón de esos mensajes de autocandidatura escritos sin cariño alguno, he recopilado los principales errores que los candidatos suelen cometer en ellos y cómo evitarlos para maximizar las probabilidades de que tus emails hagan su trabajo con eficacia. Sin ningún orden en particular:Sigue leyendo el artículo…

Si algo ha marcado mi agenda y ha ocupado mi cabeza durante el año 2013, sin duda ha sido el Programa Superior en Dirección Estratégica de Marketing y Ventas que he estado cursando en IE Business School.

Afortunadamente, ya puedo ponerle el check de «Prueba superada» a este hito. El 19 de diciembre, terminamos el programa con la presentación de nuestro Proyecto Final, consistente en un plan de marketing completo que hemos ido desarrollando a lo largo del curso. El mío, por cierto, fue el lanzamiento de una nueva marca (ficticia) de ropa y accesorios para la mujer que usa la bicicleta urbana.

A lo largo de los seis meses que ha durado el programa, hemos hecho un recorrido por el estado actual (y, posiblemente, futuro) del marketing, prestando especial atención al nuevo paradigma digital, las claves del nuevo consumidor el nuevo branding y las nuevas herramientas que nos permiten conocer mejor nuestros mercados y llegar a los consumidores de forma más efectiva.

Veréis que, al hablar de este Programa, uso mucho la palabra «nuevo»: este programa no va de conocer las 5P del Marketing Mix o darle vueltas a aproximaciones semióticas de la marca, no. Este Programa de Marketing y Ventas va de cómo han cambiado las cosas en los últimos años y cómo las marcas han de adaptarse al nuevo entorno o arriesgarse a una desaparición casi segura.Sigue leyendo el artículo…

En un artículo de hace ya unos días, 3 formas de no cagarla en una entrevista de trabajo, Laurie Ruettimann hizo un resumen perfecto de los puntos básicos para afrontar una entrevista:
  • Tu apariencia importa: tu aspecto debe ser neutral (y yo añado: neutral en el entorno en el que te mueves).
  • Cállate: aprovecha para extraer toda la  información posible.
  • Di que sí: debes tratar de conseguir que te oferten para poder decidir después, así que no plantees obstáculos.

En su artículo encontrarás una explicación más extensa de cada uno de ellos. El primero es muy obvio, aunque eso no significa que todo el mundo lo cumpla como es debido. Los otros dos, en cambio, son mucho más contraintuitivos y, por ello, mucho más efectivos si los pones en práctica. Y mucho más aún si los combinas con astucia:

  • Entrevistador: ¿estarías dispuesto a trabajar veinte días seguidos sin descanso para lograr tus objetivos?
  • Tú: Sí, claro. ¿Ocurre eso a menudo en esta empresa?

Llévate a casa una oferta bajo el brazo y toda la información posible para tomar la decisión que mejor te encaje: ese debe ser tu objetivo.