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Cambios en el examen PMP en 2021

A partir del 2 de enero de 2021, cambiará el contenido del examen de certificación PMP (Project Management Professional).

Si estabas pensando en prepararte para obtener la certificación PMP, debes estar al tanto de estos cambios. La mayoría de los cursos y libros que hay hoy en el mercado aún no se han actualizado, así que debes andarte con ojo.

Por qué cambia el examen PMP en 2021

La dirección de proyectos es una profesión en evolución constante. El Project Management Institute (PMI) revisa de forma continua los cambios que se producen en nuestra disciplina y los plasma de dos maneras principales:

  • Generando nuevas ediciones del Project Management Body of Knowledge (PMBoK)
  • Actualizando el contenido del examen

En ambos casos, el objetivo es que el corpus teórico con el que tienen contacto los PMP certificados esté actualizado con las prácticas más modernas en la gestión de proyectos.

En qué consisten los cambios del examen PMP

Hasta ahora, el examen del PMP se estructuraba alrededor de los cinco grupos de procesos que se corresponden, grosso modo, con las fases del ciclo de vida de un proyecto clásico:

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La principal preocupación de quienes ostentan la certificación PMP en dirección de proyectos es cómo conseguir los PDU necesarios para la renovación, cada tres años.

Podría ponerme a escribir muchas pistas y consejos sobre cómo acumular esos PDU. Pero, en realidad, creo que el mejor consejo ya lo di hace unos años, en un comentario en el artículo «Ya tengo los PDU necesarios para renovar el PMP«:


¡No pagues nunca por conseguir PDU!

El único motivo que se me ocurre para pagar por conseguir los PDU necesarios para renovar tu certificación PMP es que te hayas dormido en los laureles durante los tres años del ciclo de recertificación y no hayas acumulado ni uno. En esa situación extrema, quizá debas pagar por tener muy a mano un montón de recursos que te permitan conseguir los PDU.

Pero, no nos engañemos: si estás en esa situación desesperada, tu principal problema no es conseguir o no los PDU, sino que estás desconectado de la disciplina de la gestión de proyectos.

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El sábado 20 de mayo, a las 19:00, se celebrará una nueva edición de «La Noche del Conocimiento», una iniciativa de divulgación organizada por Mensa España. Este ciclo de conferencias se ideó en Barcelona y, desde hace unos meses, tenemos la oportunidad de disfrutar de ellas también en Madrid.

En esta ocasión, me subiré al «escenario» para hablar sobre Agilismo. Eso sí, si esperas encontrarte un curso de metodologías ágiles o una serie de consejos para implantar Scrum en tu empresa… te habrás equivocado de sitio (y de persona).

La Noche del Conocimiento de Mensa España Mi charla trata sobre tres puntos básicos:

  • Por qué surge el agilismo y por qué, más de quince años después, sigue siendo necesario tenerlo presente.
  • El agilismo no es tanto una metodología de gestión de proyectos sino un enfoque humanista del trabajo y de la actividad empresarial.
  • El agilismo es mucho más que sacar adelante productos software y se puede/debe aplicar a otras áreas de la empresa.

No entraremos en el detalle de ninguna metodología concreta ni nos perderemos en matices técnicos. Intentaré explicar por qué tiene sentido aplicar los principios del Manifiesto Ágil a todas las áreas de la empresa… e incluso de nuestra vida personal.

Así que, si tienes curiosidad por saber qué es el agilismo, explicado de forma comprensible y con «0% humo», el sábado 20 te esperamos en el Far Home Hostel. La entrada es gratuita y libre hasta completar aforo.

En nuestro entorno empresarial y profesional, son pocas las personas que conocen la herramienta llamada acta de constitución de proyecto (en inglés “Project Charter”).

¿Qué es el acta de constitución del proyecto?

Si nos queremos poner formales, el acta de constitución es un documento que recoge la esencia del proyecto, los objetivos que se pretenden alcanzar con él, identifica a sus participantes y a otras personas interesadas y acota las principales restricciones a las que se enfrentará, incluyendo plazos, recursos, etc.

Lo que es más importante de todo esto es que el acta de constitución de proyecto es un documento que vincula al equipo de proyecto (y en concreto, al jefe del proyecto) con el principal patrocinador (sponsor) y con los interesados principales (key stakeholders). Todos ellos quedan comprometidos con un alcance, unos objetivos, unos medios y una visión del proyecto.

Fíjate en lo que acabo de decir: el acta de constitución es un compromiso. Es un contrato. Se espera, además, que se ponga por escrito y que se firme.

En nuestro actual entorno profesional, esto es subversivo.Sigue leyendo el artículo…

Si eres un director de proyectos en activo y con interés en tu profesión, lo más probable es que conseguir los PDU necesarios para renovar tu certificación PMP no te esté costando demasiado. Incluso es probable que consigas los 60 PDU mucho antes de que acabe el período de re-certificación de tres años.

Algo así es lo que me acaba de ocurrir: aún me queda un año para renovar mi certificación PMP y ya tengo los 60 PDU. En estas circunstancias, muchos bajarían la guardia y dejarían de acumular y registrar PDU durante este último año, pensando que esos PDU no iban a servirles de nada. Pues no es así.

Es posible aplicar al siguiente ciclo de recertificación hasta 20 PDU conseguidos durante el último año del ciclo anterior. Así que, si un año antes ya tienes todos los PDU necesarios para la renovación del PMP, simplemente sigue adelante y no dejes de registrar cualquier PDU que consigas.

Existe una limitación a esta transferencia de PDU de un ciclo a otro: los PDU de la categoría «Work as a Practitioner”, es decir, aquellos que podemos acumular por ejercer la profesión de dirección de proyectos, no son transferibles al siguiente ciclo de certificación.

Comenzar el nuevo ciclo de renovación del PMP con 20 PDUs ya acumulados da una enorme sensación de tranquilidad. Es difícil saber cómo va a ser tu vida dentro de tres o cuatro años, así que si avanzas la tarea hoy, es probable que dentro de unos años te lo agradezcas mucho.

La semana pasada, en una conversación con un amigo, ingeniero informático, surgió una cuestión a la que ya me he enfrentado en multitud de ocasiones: la identificación de la certificación PMP con la gestión de proyectos informáticos. Y, además, el recurso al PMP como excusa para trabajar mal.

Es incuestionable que abundan las personas certificadas como Project Management Professional provenientes del mundo de la informática, como es incuestionable que el número de proyectos informáticos que se desarrollan cada día es enorme (¡el software se está comiendo el mundo!). Sin embargo, esto no significa que la disciplina de la gestión de proyectos o las certificaciones del PMI sólo sirvan para los proyectos de desarrollo o integración de software. Sin ir más lejos, el PMI se fundó a finales de los años 60, alrededor de las prácticas de gestión de proyectos que comenzaban a generarse en la industria aerospacial y en la construcción, y que no tardaron en extenderse a otras áreas de la ingeniería.

El PMBoK es el corpus de conocimiento que recoge las mejores prácticas en gestión de proyectos recopiladas y «aceptadas» por el PMI, y es la base teórica de certificaciones como el PMP. Cualquiera que conozca el PMBoK sabe que, en él, no se menciona ni una sola vez un concepto que sea propio y exclusivo de los proyectos informáticos. Tanto es así, que el PMI edita una extensión del PMBoK dedicada específicamente al desarrollo de software, que ayuda a los jefes de proyecto a «traducir» el contenido del PMBoK a las especificidades de este tipo de proyectos, igual que también hay extensiones para la gestión de proyectos en organizaciones públicas y en la construcción.Sigue leyendo el artículo…

Pocos profesionales están familiarizados con el término «análisis pre-mortem». Es mucho más habitual en nuestro habla el término «post-mortem», común en la práctica forense. Pero aquí no tratamos (sólo) de explicarnos por qué hemos fallado sino, en la medida de lo posible, anticiparnos a los riesgos y actuar para que no lleguen a producirse. Por eso, el análisis pre-mortem es útil en la gestión de proyectos.

Un análisis pre-mortem para identificar riesgos es sencillo de llevar a cabo. Es una técnica cercana al brainstorming pero, mientras que el brainstorming es caótico (y, en mi opinión, poco eficaz), el pre-mortem está dirigido y es mucho más eficaz. Consiste, básicamente, en colocarse en la situación de que el proyecto ha fracasado y, a modo de juego de rol, explicar las razones por las que se ha ido al garete. De esta forma, salen a la superficie muchas sensaciones que no siempre es fácil verbalizar «en frío» pero que, al colocarnos en la posición ficticia de que ya ha ocurrido todo, son sencillas de expresar y de explicar.

Para realizar un análisis pre-mortem, el equipo de proyecto (o el comité de riesgos o quienes sean más adecuados en cada caso) se reúnen. El jefe del proyecto (o el responsable de riesgos o quien corresponda) plantea la situación con una narrativa como, por ejemplo:Sigue leyendo el artículo…

Como bien sabes, una vez que consigues tu certificación PMP esta tiene una validez de tres años. Para renovarla por otros tres años, has de cumplir una serie de requisitos que, en 2015, fueron modificados por el PMI.

En términos prácticos, esto significa que los requisitos para renovar el PMP han cambiado, aunque la variación es lo suficientemente leve como para que no haya que estar particularmente preocupado. Sí merece la pena ser consciente de qué ha cambiado para así saber si te afecta, planificar correctamente la renovación del PMP y familiarizarte con los conceptos nuevos.

¿Qué no ha cambiado?

La mayoría del programa de renovación permanece inalterado. Por ejemplo, para renovar el PMP sigues necesitando conseguir el mismo número de PDUs que antes (para el PMP, son 60 PDUs). Los PDUs o Unidades de Desarrollo Profesional, son la unidad en la que se miden los requisitos de recertificación. Un PDU equivale a una hora de actividad.

Además, sigue siendo posible renovar la certificación con una mezcla de PDUs de formación y de tiempo dedicado a “Giving Back to the Profession”, como el ejercicio de la profesión, voluntariado o creación de conocimiento sobre la gestión de proyectos.

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