Con eso de que uno ya va empezando a tener algunas canas en esto del emprendimiento, me veo con cierta frecuencia acompañando a nuevos emprendedores en el tortuoso camino de la creación de su (primera) empresa.
No hablo de la creación de su producto o de su modelo de negocio: aun con todas las dudas e incertidumbres propias de esas líneas, suelen tener un mapa mental mucho más completo y definido que en lo referente a sus primeros pasitos legales, fiscales y administrativos.
Es habitual que esto sea mucho más acentuado en el caso de equipos emprendedores formados sólo por personas técnicas pero, cuidado, no nos engañemos, venir del lado de “negocio” no garantiza nada, en este sentido.
Sin ir más lejos, en un MBA te enseñan a ser el CEO de una multinacional global que cotiza en el NASDAQ, pero es raro que te cuenten nada sobre cómo constituir una SL, darte de alta como autónomo, cobrar tu primera factura o abrir una cuenta bancaria, y esas son las habilidades que necesitas cuando creas tu startup (luego ya, si creces y sobrevives, pondrás en práctica las otras).